sábado, 8 de abril de 2017

Cuéntame síntoma... Cuéntame






Imaginemos que vamos en el coche y en un momento determinado se enciende el piloto que nos indica que ha entrado en la reserva. Se enciende,  y sin ningún lugar a dudas nos damos cuenta de que el nivel de carburante está bajo, y que pronto tendremos que repostar...No hay otra opción!

¿Por qué razón obviamos una y otra vez "las señales" o " pilotos luminoso" en nosotros, en nuestro cuerpo?

Éste, que no deja de ser nuestro vehículo particular, también nos avisa en cuanto algo no marcha bien, pero en lugar de hacerlo con un piloto luminoso, nos lo indica, con una molestia, con un dolor, con una fractura, etc.

A ninguno de nosotros se nos ocurría la genial idea de ponerle una pegatina o una tirita al piloto de nuestro coche para que dejara de alumbrar ¿Verdad?, pues tenemos la certeza de que necesita que llenemos el depósito o en algún lugar nos dejará tirados.

Sin embargo eso es lo que hacemos con los "pilotos luminosos" de nuestro cuerpo, es decir los diferentes síntomas o enfermedades. Les ponemos tiritas, antiinflamatorios, antiestamínicos, antibióticos, etc, para que el síntoma se vaya y no moleste más. 
No quiero decir con esto que no se deban tomar medicamentos o que no se deba acudir a un especialista, en absoluto. Si no que independientemente del tratamiento, se puede observar, cual es la "necesidad", cual es "el mensaje" que ese síntoma concreto me está enviando.

El síntoma, la enfermedad,  es una solución. Una solución biológica, paliativa y transitoria en espera de la resolución a  un determinado conflicto.

Lo cierto es que existen numerosas correspondencias que son perfectamente aceptadas en nuestra sociedad, mientras que otras son totalmente rechazadas. 

Por ejemplo: " 
- Una persona que le da muchas vueltas a las cosas, es comprensible que sufra de dolores de cabeza, migrañas o cefaleas.
- O alguien que ha tenido un disgusto enorme, que presente patologías de estómago.
- Tal vez conozcáis a alguien que durante el período de exámenes, presenta dolores estomacales, vómitos y/o diarrea. 

Estos son simplemente unos ejemplos muy comunes e igualmente aceptados por la sociedad en la que vivimos. 

Sin embargo la gran mayoría de la gente se queda ahí, en el "Todo el mundo lo dice", "Todo el mundo lo hace" o el tan común y extendido "Está científicamente probado".

Os invito a reflexionar...

Sin ningún tipo de ánimo en generalizar, os dejo algunos datos interesantes, invitándoos simplemente a comprobar, experimentar y decidir buscar más información al respecto. 

Acidez estomacal:

Cuando padecemos acidez existe o ha existido en un periodo reciente,  una contrariedad a menudo familiar, que ha provocado en mí una sensación de tener un nudo en el estómago. 
Pensamientos posibles en esa etapa: "Quiero más, más amor, más alimentos"( Más alimento emocional), "Me encuentro, me siento, en un callejón sin salida y quiero salir".
La solución o el sentido biológico es dejar abierta la puerta, en este caso el cardias (que normalmente permanece cerrado durante la digestión) para poder recibir más.

Afonía:

De repente nos quedamos afónicos, o nuestra voz se va apagando hasta que apenas se hace perceptible... Posiblemente, en un período no muy lejano he hablado  o he dicho algo que no debo.
La solución o el sentido biológico en este caso, pasa por apagar la capacidad vocal, impidiendo que salgan más palabras que nos llevarían por un camino no deseado.

Catarro:

Catarro, gripe, constipado.. detrás de ese malestar, se esconde una sensación de inquietud, vivida con intrusión (algo o alguien se ha introducido en mi vida, en mi casa,etc)
Pensamientos posibles en esa etapa: "Algo huele mal", "Siento que existen amenazas a mi alrededor","Algo me disgusta mucho o estoy frío con alguien", "Quiero separarme del olor, para estar más en contacto conmigo".
La solución o el sentido biológico es darme tiempo para apartarme del conflicto, para pensar


Cistitis:

Tenemos molestias, dolor y al mismo tiempo una necesidad constante de orinar, en pequeñas cantidades. Existe pues  una sensación dolorosa de pérdida o de invasión de mi territorio (real o simbólico).
En los hombres: "No puedo marcar el/mi territorio". En las mujeres: "No puedo organizar mi territorio".
A nivel arcaico la orina sirve para marcar y delimitar nuestro espacio, nuestro territorio, por lo tanto la solución o el sentido biológico, es como tengo la sensación de no poder hacerlo, produzco más orina, cada poco tiempo, para marcar mejor mi territorio.

Diarrea:

Una diarrea nos "obliga" a evacuar constantemente, a limpiar. (Cuando tenemos una gastroenteritis, es muy común escuchar, que durará mientras no se elimine el virus). 
La diarrea aparece cuando hemos vivido o experimentado recientemente una "pequeña guarrada", hemos tragado "algo tóxico" que no encajamos o no aceptamos y necesitamos eliminar.
"Me he tragado una "guarrada", que no puedo o no quiero asimilar".
La solución biológica es la misma que si me hubiera comido algo en mal estado, eliminar cuanto antes para evitar un peligro mayor.

Entre muchas otras...

Nuestra biología a modo de comparación, es como el libro de instrucciones de nuestro vehículo. 
Desde la más tierna infancia, nos enseñan cosas realmente maravillosas, otras quizás no tanto y otras que según a lo que nos vayamos a dedicar en un futuro, nos resultan totalmente inservibles... ¿No crees que sería fantástico que nos enseñaran a prestarnos atención?¿ A entender el funcionamiento de nuestro cuerpo? ¿Y el para qué realmente funciona así?

No nacemos con el carnet de conducir debajo del brazo, vamos a la autoescuela, aprendemos todo lo necesario para conducir, normas, funcionamiento de determinadas señales, del propio vehículo... y cuando salimos a la carretera y un piloto se enciende, sabemos de qué se trata...( y aunque no lo sepamos, el piloto se enciende igualmente para llamar nuestra atención), lo solucionamos o lo llevamos al taller y a continuar haciendo kilómetros.

Conscientemente tampoco disponemos de estos conocimientos, sin embargo no deja de funcionar así. Nuestra biología funciona de forma inconsciente, hay una necesidad que debe ser resuelta, y lo sepamos o no, aparece la solución. 

Te animo a que seas consciente de "tus propios pilotos"... cuida tu "propio e intransferible vehículo".


Elena Arnoso.
































martes, 4 de abril de 2017

Y ahora... ¿hacia dónde?






A lo largo de nuestra vida, en esta búsqueda que algunos compartimos, serán muchas las puertas que se abran delante de ti. Pues son también muy numerosos los diferentes caminos que existen para llegar al mismo lugar.

En algunas ocasiones dependerá de tu elección, en otras,  la vida, el Universo, Dios...Etc. (Cada cual que elija lo que más se asemeje a sus creencias) te colocará justo delante.

"Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece "

Por lo que  has de tener esa preparación previa...has de estar listo/a, preparado/a,  para comprender y aprovechar al máximo el camino que esa "puerta" te depara.

Y cada preparación previa es única y totalmente personal...por lo que cuando alguien argumente, da igual de qué manera, que "este es único camino o esta es  la mejor opción o tal vez, esta es la única respuesta"... ¡Sal literalmente corriendo!

No digo con ésto que tal vez esa idea no sea válida, ni pongo en duda que realmente  funcione, ni por supuesto  que no la tengas en cuenta... Lo que quiero decir, es que lo experimentes, que pruebes, que te informes al respecto. Pues no siempre lo que es bueno o útil  para mí, es igual de bueno o útil para ti. 

A lo largo de todos estos años, como tú, he abierto muchas puertas. Algunas las he cerrado casi al momento, otras me han acompañado durante mi trayectoria, animándome a profundizar cada vez más y otras se han convertido una forma de vivir,  distinta, diferente en la que poco a poco todo cobraba sentido. 

Por eso te hablo de la experiencia, de la propia experiencia, pues ésta y las emociones que emanen de ti, no te engañarán.

Una de las primeras puertas a atravesar, pues abrirá muchas otras, es la de la Atención.  Atención a tu cuerpo, a tu mente, a tus emociones...Atención, Atención, Atención. 

Disfruta de TU CAMINO, del tuyo, disfruta del viaje por la vida...es realmente maravillosa. 


Elena Arnoso.


















jueves, 30 de marzo de 2017

¿Ser feliz o tener razón?





Te invito a reflexionar...

¿Quieres ser feliz?
¿Qué es para ti la felicidad?
¿Y para tu padre o tu madre?
¿Se puede ser feliz sin  pareja?
¿Y sin tener una casa en propiedad?
¿Es posible ser feliz sin  estudios ?
¿Podrías serlo cobrando un sueldo bajo al mes?
¿Serías feliz sin tener hijos?
¿Y con unos cuántos kilos de más?
¿Y sin una parte de tu cuerpo?


Indudablemente existen unas determinadas circunstancias, personas y cosas que nos ayudan a encontrarnos bien, que facilitan en mayor o menor medida nuestra vida diaria y que nos ofrecen la posibilidad de vivir una vida de más o menos calidad... 

Pero aquello que  llamamos felicidad, es tan diferente entre cada uno de nosotros... 
¿A qué se deben estas enormes diferencias? ¿En que consiste la idea personal que tenemos a día de hoy de la felicidad?

Nuestras creencias, nuestra forma de actuar, nuestro criterio, nuestra conciencia, la fina línea entre el bien y el mal... surgen de nuestro entorno más próximo, se forma cual figura moldeable, con el paso del tiempo, con las experiencias, con lo vivido, pero sobre todo y por encima de muchas otras cosas, con lo que dicen y hacen papá y mamá, o aquellas personas encargadas de nuestra educación.

Son muchas las ocasiones en las que nos vemos inmerso en una discusión, en un tira y afloja, con nuestra pareja, con nuestros amigos o con nuestros hijos... en un intento ya fallido de antemano de querer tener razón. 

¿Realmente queremos ser felices?
¿En algún momento nos paramos a pensar que quizás, tal vez... estemos equivocados?

"¡En mi casa siempre se ha hecho así!"
"¡Porqué lo digo yo!"
"¡Dime con quien andas y te diré quien eres!"
"¡Así no se hacen las cosas!"
"¡Si sigues así, nunca te irá bien en la vida!"
"¡Los hombres no lloran!"
"¡Las mujeres no se dedican a eso!"
"¡Que dirá la gente de ti!"
"¡A una madre no se le habla de esa manera!"
"¡Más vale pájaro en mano que ciento volando!"
"¡Soy tu padre y me respetas!"
"¡La vida no es así !"

Son simplemente alguno de los muchísimos ejemplos,  que cualquiera de nosotros hemos podido escuchar. Frases hechas, refranes, creencias heredades a fin de cuentas,  que no somos realmente conscientes del rastro que pueden o han podido dejar.

Éstas y los comportamientos observados a nuestro alrededor, unidos a las propias e incluso ajenas experiencias, han ido lenta y sutilmente creando lo que hoy conocemos como "nuestra verdad". Verdad que defendemos, a veces hasta límites inexplicables, sin cuestionarnos si realmente es LA VERDAD.

Hay tantas verdades como personas, pues cada cual tiene su propia percepción, su propia forma de comprender, su propia versión de la realidad... Versiones a veces tan dispares...  pero basada en todo lo hablado con anterioridad.

Por ello nos encontramos cada vez con mas asiduidad, personas supuestamente "normales", que acuden a terapia, comentando algo como:
"Tengo una esposa maravillosa, un hijo y una hija que son mi debilidad, un buen puesto de trabajo que me permite pasar tiempo con mi familia... Tengo una casa en el campo, dos perros, el auto de mis sueños...y ... No soy feliz"

Y es que la felicidad no es esto que nos han contado...
No se trata de una carrera a ver quien consigue antes ser feliz.
Tampoco es un concurso en el que quien más "trofeos" consiga, se asegura ser feliz.

La felicidad, es nuestro estado natural. Que poco o nada tiene que ver que con ese momento puntual y pletórico de exaltación que surge de una experiencia concreta.
Y si es nuestro estado natural, ¿Porqué no nos sentimos felices?

Revisar nuestras creencias en relación a la felicidad, es un primer y gran paso.

Te acompaño...






lunes, 27 de marzo de 2017

El orígen del Transgeneracional.











El Transgeneracional.

Origen y Definición.

Veamos brevemente cómo se desarrolló y se introdujo este concepto, en psiquiatría y en psicología.

Siendo totalmente honestos, lo Transgeneracional es conocido desde el principio de los tiempos... Se citan varias  frases ya en la Biblia que dicen:
- "Los padres comen las uvas verdes y a los niños les rechinan los dientes"
O cuando Jesús curaba a un enfermo, los apóstoles le preguntaban:
- ¿Señor, quién ha pecado, él o sus padres?

A pesar de los diferentes estudios y descubrimientos de S. Freud y Carl G. Jung, en cuanto al psicoanálisis, el inconsciente personal e incluso el colectivo... Fue en los años 70, cuando un grupo de terapeutas formado por Nicolás Abraham, María Torok, Françoise Dolto, Anne Ancellin Shützenberger y Didier Dumas, que se reunían todas las semanas, pusieron de manifiesto la existencia de el inconsciente del clan o inconsciente familiar.

Nicolás Abraham y María Torok trabajaban en el hospital Psiquiátrico de París y tras presenciar los delirios de un paciente psicótico al que trataban, comenzaron a anotar tales delirios palabra por palabra. A este primer paciente le siguieron todos aquellos que continuamente sufrían aquellos episodios de aparente locura.

Cuando las familias venían a visitarles, les contaban exactamente de lo que había hablado el paciente. Así fue como ratificaron que en todo aquel aparente delirio, había cosas realmente delirantes, así como  episodios totalmente reales. Tras muchos estudios, emitieron la Hipótesis de una problemática familiar Transgeneracional que el paciente llevaba dentro de sí. Comenzando a hablar del ya mencionado inconsciente del clan. El inconsciente familiar.

Encontraron un repertorio de cosas con un denominador común. El paciente que está ahí delirando, era el representante de una carga emocional que no había sido manejada en tiempo real. Y el denominador común es la vergüenza. la vergüenza de reconocer o admitir un suceso en el clan.

¿Que vamos a esconder en una familia o clan?:
*Asesinatos.
*Suicidios.
*Robos.
*Problemas con Herencias.
*Adulterios, incestos, violaciones, enfermedades venéreas, hijos ilegítimos, abortos escondidos...
*Discapacitados.
*Problemas Psiquiátricos. (Locuras, esquizofrenias, etc)
*Las muertes de niños, o cualquier muerte de la que no queremos hablar porque es demasiado difícil.
*Etc.

Secretos a fin de cuentas de los que no se debe hablar, que no hay que decirlos ni escucharlos.
Estos fenómenos de los secretos familiares , han sido objeto de numerosas observaciones y estudios, que muestran que son estadísticamente significativos.

Un claro ejemplo de transmisión de un recuerdo determinado de inconsciente a inconsciente. Siendo este recuerdo el vínculo que une a un objeto (Tiempo, lugar, tema) con una emoción, un sentido. Y es que en cierto modo el ser humano es la suma de sus recuerdos emocionales, personales, familiares y culturales.

Lo que no deja de ser sorprendente es que el heredero del secreto familiar no deja de presentir, intuir o adivinar que algo sucedió. A un nivel inconsciente sabe exactamente qué sucedió, dónde y cuándo. Y guarda todos esos elementos en su inconsciente.

En terapia además de muchos otros factores, hay un criterio concreto que nos invita a seguir la pista de un secreto de familia, y es la desproporción que surge entre un acontecimiento y la reacción emocional que conlleva.

Otro criterio de gran importancia es el carácter irracional y/o compulsivo de esas reacciones. Esas personas que tienen la sensación o la impresión de hacer determinadas cosas a su pesar, de no poder controlar sus reacciones, de ser el juguete de sus emociones. Estos automatismos, los comportamientos irresistibles y/o irrefrenables, los fracasos repetitivos, en los que la persona entra en contacto con una emoción desbordante, son claros indicios que pueden orientarnos a una posible herencia familiar.

El hecho de liberarse de tales secretos de familia, a menudo es mucho más sencillo de lo que creemos, puesto que aunque se trate de acontecimientos a veces atroces, innombrables... el hecho mismo de expresarlos, de sacarlos a la luz, favorece su salida de el lado oscuro de nuestra mente. Una vez la palabra es expresada, una vez que la toma de conciencia es verbalizada, deja de ocupar lugar en el inconsciente.

Lo que provoca normalmente una reacción, una liberación emocional, una descarga... gritos, temblores, lágrimas, sonoras carcajadas...
La persona en seguida se queda calmada...Va al acontecimiento, se queda en él unos instantes, se siente liberada y regresa mucho más calmada que antes . En muchas ocasiones la toma de consciencia en la emoción es suficiente para liberarse, incluso tratándose de acontecimientos trágicos y/o importantes.

Y es que lo que realmente da fuerza a los secretos es su carácter inconsciente, oculto, escondido, en la sombra.

Una vez trabajados estos secretos, ningún descendiente estará nuevamente ligado a ellos.

Imaginaros que hubo un suicidio tres generaciones por encima de la nuestra, pero esto es algo que guardamos y no expresamos. El lado psicoanalítico nos habla de que una emoción está ahí. Esta emoción es una energía, un bloque de información que no podemos sacar. Entonces la guardaremos dentro de una cripta , dejamos el secreto ahí, pero la emoción continúa en nosotros, ahí... guardada.

Tras un tiempo, esta carga emocional, esta energía, esta información, va a deponerse en un niño, que nacerá con esta carga emocional inconsciente y que lo guiará en su vida en una cierta proporción evidentemente.

Así, fue como comenzó... así comenzaron a tratar a los pacientes psicóticos. No sólo como el paciente, sino como parte de una historia familiar. Ahí empezaron y no antes, a tener resultados mucho más importantes y satisfactorios.

Así...nació el Transgeneracional.

(*Adaptación de Elena Arnoso, de un extracto de "Él Tratado de Biodescodificación" de Enric Corbera Sastre)

domingo, 26 de marzo de 2017

¿Terapia para estudiar el árbol Transgeneracional?







Desde siempre, los notarios dice: "Lo muerto coge lo vivo", aludiendo el tan antiguo adagio romano.

En la actualidad, este tipo de informaciones, cada vez más aceptadas, abren ante nosotros una hermosa ventana en la que a modo de película, muchas veces de época, tomamos conciencia de que esa pulsión, ese deseo irrefrenable o ese "no sé porqué..." no es nuestro.

Y es que en nuestra propia vida, seguimos la cadena de las generaciones, pagando las deudas del pasado... Y mientras no se haya "borrado la pizarra", esa "lealtad invisible" nos incita a repetir una y otra vez ... queramos o no, lo sepamos o no, aquella situación. Quizás algo desagradable, tal vez un acontecimiento traumático o una muerte injusta o injustificable.

Nuestra vida, la de cada uno de nosotros es una novela. Tú, yo, el abuelo, la vecina... vivimos presos de una invisible tela de araña de la cual, también somos en parte creadores de dicha obra.

Si aprendiéramos a escuchar con nuestro tercer oído, a observar con nuestro tercer ojo, si prestáramos atención profundamente, podríamos comprender mejor, entender un poco más. Veríamos estas repeticiones, estas "coincidencias"... Y la existencia de cada uno de nosotros se volvería más clara, más sensible a lo que somos, a lo que realmente queremos ser.

¿Es posible escapara a estos hilos invisibles? ¿Puede uno salir de estas triangulaciones, de estas repeticiones? Por supuesto que sí.

En cierto modo, somos mucho menos libres de lo que pensamos. Sin embargo reconquistar nuestra libertad está al alcance de nuestras manos...Salir de la repetición, comprender lo que sucede, captando esos hilos en su contexto y en su complejidad. Y finalmente vivir "nuestra vida" y no la de nuestros padres o abuelos, ni la de un hermano fallecido, por ejemplo, al que hemos venido a "sustituir" siendo o no conscientes de ello.

Estos nexos, estos lazos que pueden parecer complejos, pueden ser vistos, sentidos o intuidos, por lo menos parcialmente, pero por desgracia generalmente apenas se habla de ellos. Se viven en lo indecible, en lo impensado, en lo no dicho o en lo secreto.

Pero nada está perdido, pues existen diferentes maneras de modelar estos lazos, para que de una vez por todas nuestra vida sea la que realmente deseamos, la que anhelamos profundamente.

Y es que evitando las trampas de tales repeticiones transgeneracionales inconscientes, la vida se viste de un nuevo color. Tiñendo nuestra vida de tal manera que se convierte en la hermosa expresión de nuestro ser más profundo.

Es por ello que todo Terapeuta que trabaje con esta herramienta ha de realizar su propia y profunda investigación personal. pues es tan sólo tras haberse descubierto y comprendido a sí mismo, que puede entender, percibir, ver, casi adivinar lo que apenas está expresado.

En ocasiones se manifiesta por el dolor, o a través de alguna enfermedad, a veces es el propio silencio que nos habla, o el "lenguaje del cuerpo" que no deja de decir...Tal vez la historia de "aquel fracaso", o aquello que nunca llegó a alcanzar, quizás la continua repetición de un evento en su vida, las ya arraigadas "desgracias" o una serie de dificultades esenciales que el cliente ya no soporta más.

Es entonces, humildemente, con todo su saber sentir, el terapeuta intenta ser el " go between", el intermediario, el barquero... o como ya decía Sócrates su "partero" o "comadrona", entre él, que se busca y su autentica verdad.

(Adaptación de Elena Arnoso, de un extracto del libro: ¡Ay, mis Ancestros!, de Anne Ancelin Schützenberger.)









sábado, 25 de marzo de 2017

Breve historia del origen del estudio del Transgeneracional





Para ser honestos, lo Transgeneracional es conocido desde hace mucho tiempo.

Ya en la Biblia nos topamos con frases como: “Los padres comen la uva verde, y a los hijos les rechinan los dientes”, o cuando Jesús curaba a un enfermo, sus apóstoles le preguntaban “¿Señor quien ha pecado él o sus padres?”.

Todos, en cierta manera hemos observado en algún momento de nuestras vidas con mayor o menor curiosidad nuestro árbol genealógico, pues a nivel consciente pero sobre todo inconsciente nos hacemos preguntas como: “¿De dónde venimos?, ¿A dónde vamos?, ¿Quién soy? o, ¿Qué es lo que hago aquí?

Nuestra educación, nuestras creencias y nuestras experiencias nos han llevado a normalizar, racionalizar o incluso llamar “casualidad” a diferentes circunstancias que se repiten en nuestras vida, en nuestras familias, una generación tras otra.

Muchos hemos tenido el primer contacto con este apasionante tema  de la mano de Enric Corbera, Christian Féche o Salomon Sellam, entre otros, ya que está reconocido por ser uno de los aspectos fundamentales de la Bioneuroemoción o Biodescodificación (Transgeneracional, Proyecto Sentido y Biología) pero fue Anne Ancelin Schützenberger (Doctorada en Psicología, Licenciada en Derecho y Magisterio) quien puso en el mapa, el análisis transgeneracional y los programas heredados de nuestros ancestros.

Hoy, hablaremos un poco de ella:

Psicóloga, abogada y profesora, Anne Ancelin Schützenberger, comenta en varias entrevistas que en los años 70, iba a tratar a su domicilio a una joven sueca de 35 años que estaba desahuciada por un cáncer que padecía. Los médicos acababan de amputarle una parte del pie y se preparaban, impotentes, a amputar todavía más. Ya que ella era psicoanalista, pidió a esta mujer que dejara libre su mente y le contara todo lo que pasaba por su cabeza.

Este ejercicio habría podido desarrollarse durante diez años, pero no había nada que ella sintiera que pudiera hacer para ayudarla. En una de sus visitas, en el momento en el que ya salía de la casa un retrato  llamó su atención. Existía un enorme  parecido físico con su paciente.

Entró de nuevo y le preguntó por ese retrato, a lo que ella le respondió que se trataba de su madre, fallecida años atrás. Anne continuó con sus preguntas y averiguó que la mujer del retrato falleciera de cáncer, a la edad de treinta y cinco años. Esta doble "coincidencia" la edad y la enfermedad la dejó estupefacta.

De pronto tuvo la sensación de que esta mujer se había programado para caer enferma, a la misma edad en que su madre había muerto de cáncer.

¿Qué le impedía pensar en la enfermedad como una simple casualidad?, ¿o incluso una  transmisión genética?  
Esa realmente es la dificultad que se plantea para todo lo que incumbe al inconsciente, invocar absolutamente todo como una causa el azar.
En cuanto a la genética, ella decía que difícilmente podía hacer coincidir las fechas hasta ese punto. Sobre todo porque esta historia le recordó inmediatamente otra...

Un día en el que su hija le había hecho las siguientes preguntas:” ¿Te das cuenta mamá?, eres la mayor de dos hijos y el segundo está muerto, papá es el mayor de dos hijos y el segundo está muerto y  yo soy la mayor de dos hijos y el segundo está muerto”.

Esto realmente había sido para ella una gran conmoción. Por lo que en ese momento, se planteó verificar con otros pacientes lo que ella ya intuía con respecto a esta mujer. 
Les pidió a todos sus pacientes que dibujaran su árbol genealógico y, si era posible, indicaran bajo el nombre de los ancestros, los momentos más importantes de la historia familiar... "Tuberculosis del abuelo, matrimonio de la madre, accidente de coche del padre." ...También les pidió que pusieran la edad y la fecha en las que se habían producido tales acontecimientos.

Los árboles genealógicos le revelaron repeticiones asombrosas: una familia en la que las mujeres, con leucemia, morían durante tres generaciones en el mes de mayo; una sucesión de cinco generaciones en la que las mujeres se volvían bulímicas a la edad de trece años; una genealogía en la que los hombres eran víctimas de un accidente de coche el día de la primera vuelta a clase de su primer hijo.

Estaréis de acuerdo en que sería demasiada osadía ver la acción de la casualidad en las familias en las que estos datos se encuentran, en cada generación, las mismas fechas de nacimiento, el mismo número de matrimonios en los hombres y siempre a la misma edad...

En cuanto a la herencia genética, ¿creéis que un accidente de coche puede transmitirse a través del ADN?

Espero haber suscitado por lo menos tu curiosidad, ya que como dice Jodorowsky:

"Tener un árbol y no estudiarlo, es como tener un tesoro y no utilizarlo"

¡Hola Enfermedad!... ¿Tienes algo que decirme?






Sin saber muy bien porqué, durante gran parte de mi vida, he sentido que la enfermedad no era eso que me habían dicho: una "lotería", la cruz que te ha tocado,  un castigo que Dios te envió, o alguna de esas infinidad de afirmaciones que tantos de nosotros hemos escuchado en algún momento en nuestro entorno.

Pero como la mayoría, inmersa en las creencias y "las realidades" que ese entorno parecían vivir, tardé un tiempo en darle forma a ese pensamiento inicial, que incluso sin volverse más consistente, nunca me abandonaba.

Fue la enfermedad de mi madre y su posterior fallecimiento, los encargados de que ese pensamiento, esa duda, ese sentir, se convirtiera en un firme propósito, el de encontrar un ¿Por qué? que a cada paso que daba me acercaba a un incomprensible (en ese momento) ¿Para qué?

Mi madre, falleció con 52 años de un cáncer de pulmón, lo que podría considerarse hasta "normal", en estos tiempos. Pero es que la historia se repetía...pues su padre, mi abuelo, había fallecido 25 años antes a la misma edad y de la misma enfermedad.

Todos hemos perdido seres queridos, experimentando los diferentes estados o etapas del duelo, la negación, la tristeza, la necesidad de una explicación, etc. Pero en mi caso había algo más...existía una certeza en la que no tenía cabida la simple casualidad.

Pues uno de tantos factores que fomentaban esa certeza, tenía una clara relación con las infinitas afirmaciones de mi madre durante esos 25 años, repitiendo una y otra vez, que ella moriría joven como su padre y de su misma enfermedad.

Todos estos datos y la realidad con la que me topé, redirigieron mi búsqueda hacia una sola pregunta: ¿Qué podía originar aquella "horrorosa casualidad"?.

Uno de los maravillosos regalos que ella me dejó, fue el libro de Louis L. Hay: "Usted puede sanar su vida". Con él en mis manos comencé a atar cabos, leyendo una y otra vez los diferentes conflictos relacionados con todas y cada una de las enfermedades, que por uno u otro motivo habían rodeado mi experiencia. 

Y todas...realmente todas "coincidían", todas eran verdad.

Esa maravillosa mujer, la autora de ese libro tan esclarecedor, no conocía a ninguna de las personas con las que yo "había comprobado" sus teorías. Y sin apenas darme cuenta, un mundo, repleto de dudas, estupor y sorpresa se abría ante mí. 


Todo, absolutamente todo tenía una explicación, un propósito, un para qué...

¿Cuál?... Te animo a que lo investigues conmigo.


Cuéntame síntoma... Cuéntame

Imaginemos que vamos en el coche y en un momento determinado se enciende el piloto que nos indica que ha entrado en la reserva....