jueves, 30 de marzo de 2017

¿Ser feliz o tener razón?





Te invito a reflexionar...

¿Quieres ser feliz?
¿Qué es para ti la felicidad?
¿Y para tu padre o tu madre?
¿Se puede ser feliz sin  pareja?
¿Y sin tener una casa en propiedad?
¿Es posible ser feliz sin  estudios ?
¿Podrías serlo cobrando un sueldo bajo al mes?
¿Serías feliz sin tener hijos?
¿Y con unos cuántos kilos de más?
¿Y sin una parte de tu cuerpo?


Indudablemente existen unas determinadas circunstancias, personas y cosas que nos ayudan a encontrarnos bien, que facilitan en mayor o menor medida nuestra vida diaria y que nos ofrecen la posibilidad de vivir una vida de más o menos calidad... 

Pero aquello que  llamamos felicidad, es tan diferente entre cada uno de nosotros... 
¿A qué se deben estas enormes diferencias? ¿En que consiste la idea personal que tenemos a día de hoy de la felicidad?

Nuestras creencias, nuestra forma de actuar, nuestro criterio, nuestra conciencia, la fina línea entre el bien y el mal... surgen de nuestro entorno más próximo, se forma cual figura moldeable, con el paso del tiempo, con las experiencias, con lo vivido, pero sobre todo y por encima de muchas otras cosas, con lo que dicen y hacen papá y mamá, o aquellas personas encargadas de nuestra educación.

Son muchas las ocasiones en las que nos vemos inmerso en una discusión, en un tira y afloja, con nuestra pareja, con nuestros amigos o con nuestros hijos... en un intento ya fallido de antemano de querer tener razón. 

¿Realmente queremos ser felices?
¿En algún momento nos paramos a pensar que quizás, tal vez... estemos equivocados?

"¡En mi casa siempre se ha hecho así!"
"¡Porqué lo digo yo!"
"¡Dime con quien andas y te diré quien eres!"
"¡Así no se hacen las cosas!"
"¡Si sigues así, nunca te irá bien en la vida!"
"¡Los hombres no lloran!"
"¡Las mujeres no se dedican a eso!"
"¡Que dirá la gente de ti!"
"¡A una madre no se le habla de esa manera!"
"¡Más vale pájaro en mano que ciento volando!"
"¡Soy tu padre y me respetas!"
"¡La vida no es así !"

Son simplemente alguno de los muchísimos ejemplos,  que cualquiera de nosotros hemos podido escuchar. Frases hechas, refranes, creencias heredades a fin de cuentas,  que no somos realmente conscientes del rastro que pueden o han podido dejar.

Éstas y los comportamientos observados a nuestro alrededor, unidos a las propias e incluso ajenas experiencias, han ido lenta y sutilmente creando lo que hoy conocemos como "nuestra verdad". Verdad que defendemos, a veces hasta límites inexplicables, sin cuestionarnos si realmente es LA VERDAD.

Hay tantas verdades como personas, pues cada cual tiene su propia percepción, su propia forma de comprender, su propia versión de la realidad... Versiones a veces tan dispares...  pero basada en todo lo hablado con anterioridad.

Por ello nos encontramos cada vez con mas asiduidad, personas supuestamente "normales", que acuden a terapia, comentando algo como:
"Tengo una esposa maravillosa, un hijo y una hija que son mi debilidad, un buen puesto de trabajo que me permite pasar tiempo con mi familia... Tengo una casa en el campo, dos perros, el auto de mis sueños...y ... No soy feliz"

Y es que la felicidad no es esto que nos han contado...
No se trata de una carrera a ver quien consigue antes ser feliz.
Tampoco es un concurso en el que quien más "trofeos" consiga, se asegura ser feliz.

La felicidad, es nuestro estado natural. Que poco o nada tiene que ver que con ese momento puntual y pletórico de exaltación que surge de una experiencia concreta.
Y si es nuestro estado natural, ¿Porqué no nos sentimos felices?

Revisar nuestras creencias en relación a la felicidad, es un primer y gran paso.

Te acompaño...






Cuéntame síntoma... Cuéntame

Imaginemos que vamos en el coche y en un momento determinado se enciende el piloto que nos indica que ha entrado en la reserva....