Desde siempre, los notarios dice: "Lo muerto coge lo vivo", aludiendo el tan antiguo adagio romano.
En la actualidad, este tipo de informaciones, cada vez más aceptadas, abren ante nosotros una hermosa ventana en la que a modo de película, muchas veces de época, tomamos conciencia de que esa pulsión, ese deseo irrefrenable o ese "no sé porqué..." no es nuestro.
Y es que en nuestra propia vida, seguimos la cadena de las generaciones, pagando las deudas del pasado... Y mientras no se haya "borrado la pizarra", esa "lealtad invisible" nos incita a repetir una y otra vez ... queramos o no, lo sepamos o no, aquella situación. Quizás algo desagradable, tal vez un acontecimiento traumático o una muerte injusta o injustificable.
Nuestra vida, la de cada uno de nosotros es una novela. Tú, yo, el abuelo, la vecina... vivimos presos de una invisible tela de araña de la cual, también somos en parte creadores de dicha obra.
Si aprendiéramos a escuchar con nuestro tercer oído, a observar con nuestro tercer ojo, si prestáramos atención profundamente, podríamos comprender mejor, entender un poco más. Veríamos estas repeticiones, estas "coincidencias"... Y la existencia de cada uno de nosotros se volvería más clara, más sensible a lo que somos, a lo que realmente queremos ser.
¿Es posible escapara a estos hilos invisibles? ¿Puede uno salir de estas triangulaciones, de estas repeticiones? Por supuesto que sí.
En cierto modo, somos mucho menos libres de lo que pensamos. Sin embargo reconquistar nuestra libertad está al alcance de nuestras manos...Salir de la repetición, comprender lo que sucede, captando esos hilos en su contexto y en su complejidad. Y finalmente vivir "nuestra vida" y no la de nuestros padres o abuelos, ni la de un hermano fallecido, por ejemplo, al que hemos venido a "sustituir" siendo o no conscientes de ello.
Estos nexos, estos lazos que pueden parecer complejos, pueden ser vistos, sentidos o intuidos, por lo menos parcialmente, pero por desgracia generalmente apenas se habla de ellos. Se viven en lo indecible, en lo impensado, en lo no dicho o en lo secreto.
Pero nada está perdido, pues existen diferentes maneras de modelar estos lazos, para que de una vez por todas nuestra vida sea la que realmente deseamos, la que anhelamos profundamente.
Y es que evitando las trampas de tales repeticiones transgeneracionales inconscientes, la vida se viste de un nuevo color. Tiñendo nuestra vida de tal manera que se convierte en la hermosa expresión de nuestro ser más profundo.
Es por ello que todo Terapeuta que trabaje con esta herramienta ha de realizar su propia y profunda investigación personal. pues es tan sólo tras haberse descubierto y comprendido a sí mismo, que puede entender, percibir, ver, casi adivinar lo que apenas está expresado.
En ocasiones se manifiesta por el dolor, o a través de alguna enfermedad, a veces es el propio silencio que nos habla, o el "lenguaje del cuerpo" que no deja de decir...Tal vez la historia de "aquel fracaso", o aquello que nunca llegó a alcanzar, quizás la continua repetición de un evento en su vida, las ya arraigadas "desgracias" o una serie de dificultades esenciales que el cliente ya no soporta más.
Es entonces, humildemente, con todo su saber sentir, el terapeuta intenta ser el " go between", el intermediario, el barquero... o como ya decía Sócrates su "partero" o "comadrona", entre él, que se busca y su autentica verdad.
(Adaptación de Elena Arnoso, de un extracto del libro: ¡Ay, mis Ancestros!, de Anne Ancelin Schützenberger.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario